Comentario
La fase de relativa estabilización que sucede a la de aguda rapiña de normandos o magiares conoce un proceso de cristianización de los países de origen de los incursores. Si Bizancio ejerció su labor evangelizadora sobre eslavos y poblaciones eslavizadas de los Balcanes y sobre el principado varego de Kiev, Occidente hizo lo propio sobre la Europa Central y Nórdica.
En el mundo báltico, bajo Luis el Piadoso y sus sucesores algunas acciones misionales en las penínsulas bálticas (las de Anscario y Rimberto) concluyeron en fracasos. Las acometidas normandas no constituían, precisamente, un factor favorable. En los años siguientes, la progresiva estabilidad política acabó facilitando la tarea. Eclesiásticos alemanes y, en algún caso, ingleses -no olvidemos las relaciones entre anglosajones y daneses- fueron los grandes protagonistas de la empresa.
Se acostumbra a tomar los bautismos de algunos monarcas como los puntos de arranque de la conversión oficial de los reinos bálticos: los daneses Haroldo Diente Azul y su hijo Sven (en el 960), el noruego Haakon el Bueno (en torno a esa misma fecha) o el sueco Olaf Sköttkoning, bautizado por el monje inglés Siegfred a principios del XI.
El establecimiento no sólo de sedes episcopales sino también de una red parroquial fueron las condiciones imprescindibles para domeñar un paganismo pertinaz. En Olaf II de Noruega, muerto en el 1030 en el curso de una guerra civil, tendría su pueblo uno de los primeros santos nacionales escandinavos.
En la Europa Central y balcánica, la expansión misionera bizantina entró en crisis junto con la Gran Moravia desde el año 900. El eje de la vida política y espiritual se desplazaría en los años siguientes hacia el cuadrilátero de Bohemia en donde las influencias de Occidente (cristianismo romano, estructuras feudales) se fueron imponiendo frente al tribalismo pagano checo. En uno de estos enfrentamientos moriría el príncipe Wenceslao (hacia el 935), elevado posteriormente a santo nacional.
La autoridad de los otónidas pronto se dejó sentir en el territorio. El duque bohemio Boleslao II se declaró vasallo de los emperadores alemanes y propició la fundación del obispado de Praga del que fue titular san Adalberto, el consejero de Otón III que en el 997 murió en una misión dirigida a los prusianos.
La cristianización oficial de Polonia se inicia con el bautismo del duque Mezsco en el 966. La nueva religión se erigió en importante elemento de cohesión social del conjunto de pueblos (polanos y vislanos, fundamentalmente) asentados en el curso del Vístula. Bajo Boleslao el Fuerte, la red episcopal empezó a tomar consistencia: a la sede metropolitana de Gnesen (fundada en el año 1000) se unieron las diócesis de Posen, Cracovia y Breslau, regidas en un primer momento por obispos alemanes. A principios del siglo XI el paganismo mantenía aún sólidas posiciones en Polonia y los roces entre las influencias latinas y orientales constituían un elemento de perturbación.
La sedentarización de los magiares tras el descalabro de Lechfeld fue factor decisivo para su posterior adopción del Cristianismo. La primera iniciativa en este terreno la tomó el príncipe Gilas, bautizado en el 950 en Constantinopla e introductor de algunos misioneros griegos en Panonia. Sin embargo, el éxito decisivo sería responsabilidad de los occidentales. Un acuerdo con el emperador Otón I en el 973 abrió el territorio magiar a misioneros enviados desde las diócesis de Passau y Praga. En el 985, el duque Geisa y su hijo Vajk recibieron el bautismo. Este último tomaría el nombre de Esteban y se convertiría a la larga en el santo nacional húngaro. La fundación en el año 1000 de la sede metropolitana de Gran fue el mejor signo de la articulación eclesiástica de la iglesia húngara.
En los Balcanes corren parejas la cristianización y la consolidación de nuevos Estados. Bulgaria se convirtió en un importante reducto cultural eslavo-bizantino con zares como Simeón (893-927) o Pedro (927-969) con quien proliferaron las fundaciones monásticas como Rila. Bajo el zar Samuel -coronado solemnemente en Ocria en el 990- Bulgaria llega a convertirse en un auténtico imperio rival del bizantino aunque tal empresa acabase trágicamente con la reacción militar del basileus Basilio II (hacia 1014).
A Occidente del campo de acción búlgaro, los eslavos croatas llegaron a crear una entidad política no desdeñable. En el 925, el knez (príncipe) Tomislav, tras reunir la Panonia croata y Dalmacia se proclama rey de Croacia. Será el primer título real en la historia de los eslavos del Sur. Drgislav (969-995) actuará como aliado de Basilio II contra Samuel de Bulgaria. Sin embargo, el reino croata se vería debilitado por las discordias internas, la presión veneciana sobre la costa dálmata y las disputas religiosas entre los cleros latino y griego
Menor fortuna tendrían de momento los eslavos serbios que desde el 840 habían creado los Estados de Rascia -cerca de Novi Pazar- y Zeta, en Montenegro. La superioridad política y militar de búlgaros, bizantinos e incluso magiares a lo largo del siglo X harían inviable la supervivencia de estas entidades. El primer gran Estado serbio de la Edad Media tendría que esperar aún.
En la Europa Oriental, la "Crónica de Néstor" atribuye prácticamente en exclusiva a los bizantinos el mérito de la cristianización de Rusia. No debieron de faltar, sin embargo, algunos intentos dirigidos desde el Occidente. Se ha hablado de un príncipe de nombre Askoldo bautizado en tiempos del papa Nicolás I (antes del 867) por misioneros latinos. Existen también otras tradiciones: la expedición evangelizadora de Bruno de Querfort muerto más tarde en Prusia, en el 1009. Estamos, sin duda, ante intentos enmarcables dentro de la emulación misional de Roma y Constantinopla. Una emulación que se estaba dando en los Balcanes y que, en el mundo ruso, se saldaría con una victoria total para los intereses espirituales griegos.
El patriarca Focio habla de la existencia de algunas colonias cristianas rusas ya para el 867. Casi un siglo después -en el 945- había una iglesia cristiana en Kiev. Unos años después la princesa Olga, viuda del príncipe Igor, recibía en Constantinopla las aguas del bautismo. Posiblemente se trata de gestos aislados, ya que el hijo de Igor, Sviatoslav, ejerció de pagano convencido y de batallador incansable en las costas del Mar Negro.
Uno de sus hijos daría el paso decisivo: Wladimiro. Se ha hablado de sus contactos con el rey noruego Olaf Tryggwison como posible incentivo. Pero fueron, sin duda, las relaciones con Bizancio las que aceleraron la cristianización oficial de Kiev. Los acontecimientos se precipitaron con el matrimonio de Wladimiro con la princesa Ana, hermana del basileus Basilio II a quien el príncipe de Kiev había ayudado en sus campañas. En el 988, Wladimiro y su pueblo recibían según la tradición (recogida en la "Crónica de Néstor") las aguas del bautismo por medio de la inmersión en el río Dnieper. La Rusia kieviana de Wladimiro -futuro santo nacional- se sumaba a la Iglesia de Constantinopla y a la cultura greco-eslava que tan excelentes frutos estaba dando en los Balcanes.